Tampoco lo olvido
A Margaux
Este territorio tiene varias caras
Casi diría que son presencias, que me rodean
A veces sería mejor odiar que acordarse
Pero mi memoria no es así
Se acuerda de profundidades, de aquellas horas
De aquel entonces, cuando esa ciudad me habitaba
Un escritor dijo que se puede amar a varias ciudades
Y aunque torpe diciéndolo, yo podría pensar lo mismo
Pasando en mente por una calle, o mejor
Sentado en una sala de reunión, volviéndome ausente
Mis ojos miraban por dentro, migraban hacia aquellas caras
Podría reflexionar y darme cuenta de que solo veo una parte
Que mi partida solo puso unas máscaras sobre heridas
Es bastante posible, que del hilo solo quedó lo más preciado
Es un lenguaje que se usó en mi reino, y prefiero pensar
Que eso quedó, porque la vida vivía en esos momentos intensos
Y en esas ausencias momentáneas, me gustó
Errar en el mercado, caminar y volver
O ver un vestido con flores, piernas que andaban a toda velocidad
También citas en bici, en el crepúsculo antes de una oscuridad ardiente
Tiempo suave del cual guardo una complicidad
Amor no sé, deseo tampoco, y ahora son futilidades perdidas
No perdí todo esto: renuncié, por pura elección, a que fuera mi presente por más tiempo
Pero percibo la temperatura, de esos domingos acompañándola al hospital
En un servicio desertado, unas dosis dadas
No de melancolía, solo orgullo, de verla potente, reina en su responsabilidad
O me veo yo, mucho antes de las albas de noviembre
Usando algo parecido a una fiebre, volviendo cada día a una bandera negra
Y antes de que el sol llegara, volver a la calma
Acariciar el cuerpo de las sábanas, tocar las formas que tomaban
Reflejo del alba en el espejo, de los movimientos naciendo juntos en el día
No hay lecciones de aquella época, pero sí observaciones
Por ejemplo, que todo fluyó más cuando escribía y vivía mi intensidad
Y que todo frenaba cuando me ponía solo a conformarme, obedecer
Por lo bueno, por lo mejor, tampoco lo olvido
Jean-Marie Loison-Mochon