En la sombra del tiempo que pasa
Hay días más tranquilos que otros
Muchos tienen como matrícula: mediocridad
En aquel inmueble, no por los seres en sí
¿O quizás un poco? No sé ¿sabrías tú?
No se puede coordinar vidas, parece
Los minutos son parricidios de los días
Y las horas quedan viudas del sentido
En los ruidos y molestias, cada día es parecido
Aquella pareja, por ejemplo, escondiéndose detrás de su puerta
Jóvenes sin creencia, creo, salvo en los espíritus
Que en la noche gritan
Al menos que sean ellos, cocinando a las dos o tres
De la mañana no son hijos, solo de sus madres
Que, como ellos supongo, cocinan peleas y discusiones tensas
Aquí está la densidad de su humanidad, jugando
Jugándose con lo rugoso de una cierta realidad
Cada uno tiene sus trucos, en verdad
Jugando a las cartas, no creo, salvo en pantallas
El tipo no salva su voz, que no tiene tono de seda
Palabras de selva y peor, eso por la oposición que le dan otros seres inmateriales
Es un tipo de celda, decía yo, los espíritus
¿Qué serán las aspiraciones de vidas así?
Las visiones del futuro, sí, se quedarán viudas
De un cierto pasado que, por lesiones y fisuras, se dejó ir
Sin enfrentar un hoyo, al menos que sea negro
Sin hacer camino hacia una montaña
Salvo aquella que tiene un montón de minutos gastados y muertos
Malgastando la habilidad de soñar, no por el hecho de vivir de noche
Sino por estar aplastado por el techo
Bajo sus cielos, mañana ya se dice anoche
Como si el día siguiente no usara sus dientes
Para morder, como estrellas al lado de otra
En la oscuridad, con labios de luz
Con rayos de deseo, honrados de emitir formas
En la sombra del tiempo que pasa
Jean-Marie Loison-Mochon